“Biohackers” (Reseña sin avances)

Serie de ficción centrada en la reflexión ética sobre la investigación genética y los peligros de su experimentación clandestina por intereses creados.

Por Oscar Almeida.









En esta serie alemana dirigida por Christian Ditter y producida por Claussen + Putz Filmproduktion, domina el tono de suspenso contrastado con ciertas dosis de humor, mediante una trama de intriga que aborda temas científicos del alto riesgo. (Ver ficha técnica)

Una trama encabezada por el personaje de Mía (Luna Wedler), una notable estudiante de medicina que intenta esclarecer y denunciar ciertos acontecimientos ocurridos en su infancia, en los que se realizaron ciertos experimentos genéticos que tuvieron consecuencias fatales.

Siendo niña sufre un fatal y extraño accidente automovilístico en el que mueren sus padres y ella sobrevive. Un suceso que se relaciona con la extraña muerte de su hermano menor. Situación que posteriormente en su juventud -la arroja a investigar a fondo lo ocurrido siguiendo algunas pistas que tiene a la mano.

Se traslada a Friburgo en Alemania y se matricula en su distinguida Universidad, donde busca filtrarse en el núcleo más cercano de la Dra. Tanjia Lorenz (Jessica Schwarz), una reconocida profesora e investigadora, que fuera del ámbito universitario, también desarrolla -clandestinamente- experimentos sobre manipulación genética.   










A partir de esto Mía se dará a la furtiva aventura de indagar sobre el mecanismo de los acontecimientos del pasado, experimentados en carne propia, valiéndose de algunos documentos, pero sobre todo de poderosos recuerdos de su infancia.

A lo largo de los doce episodios de una serie -que hasta ahora- cuenta ya con dos temporadas, esta protagonista atravesará distintas situaciones tan comprometedoras como peligrosas. En una trama que involucra tanto a sus amigos universitarios, como a sus afaires, confrontando la capacidad científica y analítica de sus colegas de generación, con sus valores, ideales y principios más profundos. 

 En ellos se percibe un choque generacional donde ciertos personajes adultos responden a una lógica de empoderamiento científico sin escrúpulos, frente a jóvenes estudiantes que responden a una postura quizá más centrada éticamente, pero aún con aspiraciones idealistas en proceso de maduración.









En una atractiva narrativa ligeramente futurista, que combina el suspenso con el humor lúdico -propio de estudiantes nacidos en el siglo XXI-, destaca la actuación de Jessica Schwarz como una ambiciosa pero contradictoria profesora, dispuesta a arriesgar su reputación profesional por servir a intereses oscuros. El resto del reparto es eficaz en su actuación sin más que destacar.  








Hay que decir que a momentos esta serie abusa de situaciones extremas poco creíbles para provocar un suspenso artificial y adictivo, donde la protagonista al enfrentarse a una serie - obsesiva- de obstáculos, va descubriendo diversos niveles de manipulación alrededor suyo que terminan agitando su fragilidad y desconcierto, presentándola a momentos como una – víctima demasiado vulnerable- rodeada de verdugos implacables.

A pesar de eso la serie destaca por abordar una problemática vigente, donde se confrontan las ambiciones científicas con las relaciones de poder, poniendo en relieve los peligros implicados en la apropiación secreta del conocimiento. Abriendo así la reflexión sobre los principios éticos de la comunidad científica respecto a sus propios alcances, cuando enfrentan la presión de fuertes intereses clandestinos, que patrocinan la investigación genética. 

 

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